SEPTIEMBRE 2015 - HUELLA, EL PERIÓDICO DE VILLA DE LEYVA

“Cuando el amor os haga señas, seguidlo; aunque sus caminos son altos y escarpados; y cuando os envuelva en sus alas; doblegáos a él,  aunque la espada escondida entre sus plumas pueda heriros; y cuando os hable, creed en él, aunque su voz puede despedazar vuestros sueños como el viento del norte convierte al jardín en hojarasca.”
Khalil Gibran en “El Profeta”


VUELVE Y JUEGA: fuego en los cerrosPor Guillermo Torres Mojica
   El nuevo incendio sufrido hace unos días en Villa de Leyva, el que  asola a Gachantivá y la amenaza que representa el cambio climático, nos obliga perentoriamente a reflexionar colectivamente sobre el tema. Hemos sido testigos de cómo de manera regular se vienen presentando incendios en el territorio. Precisamente hace un año tuvimos la desgracia de una conflagración de grandes proporciones que como siempre requirió de una intervención masiva en una operación cuyo costo fue invaluable. En el de este año, se han calculado los gastos en aproximadamente cinco mil millones de pesos. Eso sin contar el imposible cálculo de los prejuicios efectuados por el incendio, tanto en la base natural (biodiversidad) como en lo más valioso, su afectación a la disponibilidad del recurso hídrico.
   
Lo grave de todo esto, es que por desgracia los incendios se siguen produciendo y que la atención llega cuando la conflagración adquiere proporciones inmanejables. En el primer caso vemos cómo ante semejante delito que atenta contra los derechos fundamentales de la Vida y de un Ambiente Sano, no existe por parte de las autoridades ningún resultado que haya conducido a judicializar a los autores y la impunidad es rampante. En el segundo, vemos con preocupación que no existen las medidas de prevención pertinentes para tan grave amenaza. No se entiende cómo, por ejemplo, no existen alertas tempranas, vigilancia permanente en épocas de sequía, control sobre el tránsito de personas en las zonas de alto riesgo. Cómo no se tienen bases estratégicas con elementos de primera mano (motobombas, reservorios, tanques de almacenamiento, bate fuegos, etc.) para conminar el fuego naciente, el cual si es atacado a tiempo puede controlarse en sus inicios. Igualmente, por qué no se realizan capacitaciones para los voluntarios, que siempre llegan pero no tienen ningún plan ni disponen de conocimientos ni herramientas especializadas para el control del fuego. De la misma manera, por qué no hay campañas de educación a la comunidad, en las que se les enseñe y prepare para todo lo que tiene  que ver con la prevención y atención de los desastres. En fin, no se entiende cómo, las autoridades nacionales, departamentales y locales, no le dan la debida importancia sobretodo al tema de la prevención.
   No se puede negar que una vez emprendido el ataque al incendio, se han movilizado toda una cantidad  de recursos tanto humanos como logísticos. No se puede desconocer, los ingentes esfuerzos y sacrificios conjuntos de autoridades y comunidad para controlar y apagar los incendios. Tantos héroes anónimos, tanto sudor y lágrimas, tantas angustias y preocupaciones. Además del espíritu de solidaridad y apoyo de tantos y de tantas personas e instituciones, nacionales, departamentales y locales. Pero lo cierto es, que es inaudito que repitamos año a año la misma historia. Que los cerros se quemen y que poco a poco el agua vaya desapareciendo en proporción contraria al afán de nuevas urbanizaciones y necesidades de todos los sectores productivos. Cómo explicar la indignación de todos, cuando proyectos que han durado años y han costado tanto como la recuperación de la micro-cuenca de Chaina, se quemen en un día por culpa de todos los factores antes expuestos. No, esto no puede continuar. Nosotros la sociedad civil tenemos que exigirle a las autoridades la atención prioritaria al tema de la prevención, pues no sacamos nada ante los hechos cumplidos de un incendio apagado. Como la maldición de Sísifo, continuaremos de manera absurda y estúpida encontrándonos cada año con el mismo cuento. Y eso no es todo. El cuento es que la espada de Damocles está en este momento sobre nuestras cabezas y en este momento arden las llamas en nuestro vecino Gachantivá, nada menos que en el Valle Escondido. Debido al fenómeno del niño las lluvias se van a demorar y la sequía es inminente. Una sola chispa y nuevamente tendremos el infierno en nuestras narices. Ojo, con el fuego no se juega.
Ver INFORME ESPECIAL DEL INCENDIO DEL 28 DE AGOSTO haciendo click aquí:
http://periodicohuella.blogspot.com.co/2015/09/extra-incendio-en-villa-de-leyva-agosto.html   


RELATO FOTOGRÁFICO DEL INCENDIO DEL 28 DE AGOSTO EN VILLA DE LEYVA




SENTIDA DESPEDIDA A OSCAR FERNANDO RUSSI
Presidente del Concejo Municipal 
  
   Rodeado por sus familiares, amigos, copartidarios, la cúpula de la clase política local, departamental y la sociedad villaleyvana, se llevó a cabo el sepelio del Presidente del Consejo Municipal de Villa de Leyva, Oscar Fernando Russi. 
   Después de permanecer en cámara ardiente en el Edificio del Primer Congreso y recibir el reconocimiento de Ley Honores por parte de sus compañeros del Concejo, las honras fúnebres se llevaron a cabo el 7 de septiembre en la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Leyva. Posteriormente acompañado por una multitud de amigos, sus restos fueron sepultados en el cementerio de Villa de Leyva. El “Mono Russi” como lo apodaban cariñosamente sus amigos, dejó tras de si una estela de aprecios y cariño debido a su capacidad de servicio a la comunidad y un especial carisma de amistad. El Periódico Huella expresa un sentido pésame a sus familiares y lo extiende a quien fuera su compañera sentimental, la arquitecta María Fernanda Martínez quien por solidaridad póstuma con Oscar Fernando, continuará su proyecto político, aspirando al cabildo en las próximas justas electorales.


DOS NUEVOS E IMPORTANTES FÓSILES
son hallados y descritos científicamente en Villa de Leyva

 
   La importante labor llevada a cabo por el CIP (Centro de Investigaciones Paleontológicas) de Villa de Leyva, ha permitido en esta oportunidad reportar para el mundo científico el hallazgo, preparación y clasificación científica de dos nuevos fósiles. Se trata de una tortuga marina de 120 millones de años de antigüedad y de dos metros de diámetro, hecho que la convierte en el fósil de tortuga más antiguo del mundo y de un dinosaurio que por sus características indica una antigüedad también de 130 millones de años. El fósil se encuentra en muy buen estado y está prácticamente completo, hecho que le da gran valor científico, por la importante información que puede aportar al desarrollo de la ciencia paleontológica.
   El fósil de la tortuga marina fue hallado en el año 2002 por Mary Luz Parra quien lo puso en custodia en la Fundación Colombiana de Geobiología, siendo trasladado posteriormente al CIP, donde fue tratado y estudiado para su correspondiente clasificación. Esta labor fue realizada por el paleontólogo especializado en tortugas Edwin Cadena de la Fundación Alexander von Humboldt en el Instituto de Investigaciones Senckenberg y su colega de los EEUU, J. Parham de la Universidad del Estado de California en Fullenton. El nombre científico del nuevo espécimen, fue nombrado como desmatochelys padillai en honor del Dr. Bernardo Padilla ((1957-2013) Fundador del CIP. Hoy en día se exhibe en las instalaciones del CIP de Villa de Leyva.
    En cuanto a los restos fósiles pertenecientes al nuevo dinosaurio, se encontró que pertenece a la familia de los braquiosauridos, dinosaurios herbívoros de gran tamaño y altura. Según los cálculos científicos el ejemplar debió haber medido unos 16m de largo y pesar algo más de 10 toneladas de peso. La nueva especie hallada en Villa de Leyva fue nombrada como padillasaurus leivaensis, también Padillasaurus en homenaje del fundador del CIP y leivaensis por ser encontrada en Villa de Leyva como única especie. Su interés científico radica no solo en ser el primer dinosaurio descrito y clasificado en Colombia, sino que permite definir la existencia de estos braquiosaurius en la zona norte del continente suramericano hace 130 millones de años, fecha en la cual se les consideraba extinguidos. Los fósiles, parte de la columna vertebral y algunas vértebras fueron halladas en los años noventas por el recolector nativo José Espitia quien los donó al Museo Comunitario El Fósil de la vereda de Monquirá, de donde fueron trasladados hacia el CIP; allí fueron estudiados por un equipo de científicos quienes publicaron el descubrimiento como “A new Early Cretaceous brachiosaurid (Dinosauria, Neosauropoda) from the northwestern Gondwana (Villa de Leiva, Colombia). Carballido J.L., Pol D., Parra Ruge M.L., Padilla Bernal S., Páramo-Fonseca M. Y Etayo-Serna F. Journal of Vertebrate Paleontology. DOI:10.1080/02724634.2015.980505” Una vez realizados los estudios correspondientes y realizar una réplica para ser exhibida en el CIP, el fósil fue regresado a su lugar de origen, el Museo Comunitario de El Fósil.
   Estos trabajos científicos de importancia mundial, demuestra la importancia del CIP y su excelente labor para contribuir con la conservación, estudio y promoción del patrimonio paleontológico nacional.

EL RENACER DE LA LENGUA CHIBCHA

   El Día 31 de agosto del presente año, en el salón de convenciones del Hotel Mesón de La Mesopotamia de Villa de Leyva se llevó a cabo, promovida por la Fundación Zaquencipá, la Charla sobre la Lengua Chibcha.
   Las ponencias principales alrededor de las cuales se llevó a cabo el conversatorio fueron ofrecidas por: La Dra. María Stella González de Pérez, Filóloga y Catedrática, especialista en la lengua Chibcha, autora de varias publicaciones científicas de gran importancia; Nicholas Ostler, reconocido lingüista británico, autor de numerosos libros y publicaciones sobre la lengua Chibcha y actual Director de la Fundación para las Lenguas en Peligro; y Facundo Manuel Saravia, argentino Profesor de Idiomas de la Universidad Nacional de Río e investigador de la lengua Chibcha, autor de varios artículos científicos y de la Cartilla de la Lengua Chibcha.
   El evento tuvo una gran participación y las conferencias magistrales de los invitados ilustraron a la concurrida audiencia, dejando una gran expectativa en especial hacia la posibilidad del aprendizaje de la lengua Chibcha, gracias al trabajo de Facundo Saravia quién presentó formalmente la Cartilla de la Lengua Chibcha. En la charla se hizo presente el Gobernador Indígena Cabildo Mayor Muisca Chibcha Boyacá, Xieguazinsa Ingativa Neusa, quien expresó su beneplácito por la Cartilla de la lengua Chibcha, obra fundamental en el proceso de culturización del movimiento Muisca que el dirige en Boyacá. Es de destacar el invaluable apoyo que la Fundación Zaquencipá aportó para la realización del proyecto, tarea que contribuye notoriamente en la recuperación, rescate, protección y desarrollo de la identidad y el patrimonio cultural de los pueblos indígenas en Colombia. La cartilla está disponible de manera gratuita en la página web de la Fundación y puede descargarse en: http://www.zaquenzipa.org/chibcha-portada.html

GONZALO BERNAL LEONGOMEZ
gestor cultural y escritor trascendental
   La vida de Gonzalo Bernal se ha desarrollado en dos bases fundamentales, la pedagogía y el humanismo. Su formación como Comunicador, su práctica como docente y escritor, y el carácter comunitario de su gestión, le ha permitido dejar una importante huella en todas aquellas instituciones y personas con las que ha tenido la oportunidad de relacionarse. Dentro de sus más importantes logros se encuentra, su trabajo por diez años en el Proyecto Gaviotas, proyecto ecológico de talla global que obtuvo el reconocimiento de la Naciones Unidas. En Villa de Leyva, gracias a su gestión y liderazgo se ha implementado la Biblioteca La Hoja y la Tertulia de Villa de Leyva, iniciativas de amplio impacto cultural. La Biblioteca La Hoja ha conseguido donaciones de más de veinte mil libros, que son prestados a todo tipo de usuarios. Tres sedes, una en el Centro Comercial Casa Juan de Castellanos, otra en el Hotel Mesón de los Virreyes y la otra en el Mercado Municipal Alternativo, permiten el acceso al material bibliográfico a todo tipo de público. Animado por un generoso grupo de voluntarios, las actividades culturales de La Hoja son variadas y todas si ningún costo.    En su faceta literaria ha escrito varios libros entre los que sobresalen:  “Manual del Nimierdismo, Un sencillo arte de vivir”, que en su tercera edición el autor lo define como una “…invitación informal a desaprender, a revaluar todos los días todo, a rescatar el sentido común, a combatir la estulticia, a darle una salida a la indignación, a fabricar nuevas medidas de pensamiento, sentimiento, tiempo, espacio y felicidad. Además, es un camino a la alegría de vivir y a no ser tan trascendentales ni rígidos, porque, ¿Quién dijo que esto era tan serio?”; y “La Aldea Mágica de Villa de Leyva”, libro con un diseño único donde el autor elabora un bello y sentido manifiesto a la bella Villa, invitándonos a reconocerla, a vivirla y comprenderla desde una perspectiva ambiental, cultural, artística y espiritual. En todos sus escritos la constante es su sentido pedagógico, el altruismo, la ética, la espiritualidad y la utopía, valores y sueños que anhelan un nuevo mundo, libre y más allá de sistemas opresores alienantes.

PARA PONER ENFFORMA cuerpo y mente

   Dirigido por la Psicóloga y Montañista Diana Valenzuela, llega a Villa de Leyva un gimnasio de entrenamiento funcional, donde combinando estrategias físicas y mentales a través de un aprendizaje personalizado en la práctica, se puede conseguir el balance armónico entre cuerpo y mente.   La técnica de entrenamiento ENFFORMA no utiliza las máquinas convencionales, pues su planteamiento es, que el cuerpo trabaja con la gravedad ayudado por instrumentos elásticos, bandas, pilates, bolsas, pesas, muro de escalada y otros, garantizando a quien la practica el bienestar físico y la salud integral. El método ENFFORMA también se apoya con algunas técnicas del Yoga clásico, ayudando a la concentración de la mente,  la relajación y el fortalecimiento del cuerpo.  De la misma manera prepara a su practicante para asumir retos y escalar sus propias metas, a partir de mantener un cuerpo sano y una mente equilibrada y feliz. En un ambiente humano, cálido y comprensivo el entremamiento se orienta según las características de edad, condición y estado físico del cliente para enfocar la energía física liberada hacia la mentalización y logro de sus metas.
Calle 11 No 8-7 Esquina sur occidental Parque Nariño. Informes: 301 3364602

 
    Hay gestiones que durante una administración pasan de bajo perfil a lo largo del período y al final brillan con luz propia debido a sus resultados. Es el caso del Programa de Deportes dirigido por la Lic. Liliana Manrique de la Secretaría de Educación, Cultura y Deportes del Municipio. Tres fueron los ejes principales de su trabajo: las Escuelas de Formación en las disciplinas de Baloncesto, Taekwondo, Futbol y Ciclismo;  el Programa de Estilos y Hábitos de Vida Saludables con Aéróbicos, caminatas y ciclo-paseos y la Programación de eventos deportivos como el Torneo Interbarrios y el Intercolegiado.
   Las actividades realizadas han alcanzado alto impacto en la comunidad generando espacios de encuentro e integración, propiciando salud y bienestar a quienes participan de ellas. Las Escuelas no solamente han conseguido elevar el nivel deportivo y competitivo, sino que han conseguido importantes logros en eventos locales y departamentales. Otro de los logros fue la gestión de recursos para la compra de implementos deportivos por lo que nuestros deportistas cuentan hoy con los mejores elementos para perfeccionar sus respectivas disciplinas.
   Seriedad, profesionalismo y excelencia serían los términos sencillos y contundentes con los que podríamos evaluar la gestión de quien está a cargo del sector de deportes de nuestro Municipio.

EXTRA INCENDIO EN VILLA DE LEYVA - AGOSTO 30 2015 - HUELLA, EL PERIÓDICO DE VILLA DE LEYVA



UN INCENDIO MÁS EN VILLA DE LEYVA… ALGO DE NUNCA ACABAR

Testimonio

Por Guillermo Torres Mojica

En los treinta y cinco años que he estado vinculado a Villa de Leyva he sido  testigo de muchos incendios, tanto que ya se me olvidó el número, podrían ser más de diez, por eso solo lo nombro como uno más. 

De cuando en cuando por lo general en épocas pre electorales y en coincidencia con los veranos recalcitrantes el fuego se ensaña con los cerros circundantes como un dragón ávido de desgracia. Durante todo ese tiempo, el drama se repite de la misma manera cíclicamente, sin que ninguna administración realice las medidas de fondo requeridas para prevenirlo. Las disculpas siempre son las mismas: “manos criminales”, “el verano es implacable”, “los cazadores de armadillos”, “algún turista desprevenido”, “un pirómano”, “un campesino hizo una quema que se le salió de las manos”… y así la montaña se ido degradando de tal manera que ya solo se percibe una roca pelada, sin suelo vegetal, donde año a año tratan de salir algunas breñas para ser consumidas nuevamente al año siguiente. 

Recuerdo muy bien, como si fuera ayer, a los venados que venían a la madrugada a comer desperdicios en la cabaña donde vivía, en la loma donde hoy se asienta la urbanización Nido Verde. El espectáculo era impresionante, manadas de doce, quince ejemplares de varias edades merodeaban por las faldas de la montaña. Y así, imagínense la variedad de aves, roedores, marsupiales, insectos, en fin una biodiversidad hermosa y plena. El agua corría por todas las quebradas de manera generosa. La quebrada San Francisco y la de San Agustín tenían amplios pozos donde se podía nadar y solazarse disfrutando de un agua cristalina donde se pescaban capitanes, el hoy extinto pez nativo. El padre Beremundo, sembraba alevinos de truchas en todas las quebradas y ríos. Conocí a algunos jóvenes de ese entonces que realizaron sus estudios pagándolos con el resultado de sus pesquerías. Los bosques de robles, aunque depredados por muchos para alimentar las cocinas de leña, que en ese entonces eran de uso común, cubrían gran parte de los cerros. Ardillas, micos nocturnos, mariposas de alas transparentes, catufos y toda una fauna y flora bellísima hacían las delicias de propios y extraños.

El poderoso río Cane, el Leyva, la Cebada, el Suta, así como las quebradas principales como la del Roble, la Colorada, los Micos, Tintales, etc. bramaban en invierno asustando a los vecinos con sus rugientes causes. La Periquera especialmente, presentaba un espectáculo impresionante con su tremendo caudal lanzado al vacío en sus cuatro cascadas simultáneas. Las de Gachantivá camufladas entre los espesos bosques de robles nativos eran un espectáculo sencillamente impresionante donde el caminante se extasiaba de emoción y sorpresa ante semejante regalo de la naturaleza. Era otra era, esa que existió antes del advenimiento de la gran destrucción, de la maldición de una civilización depredadora, utilitarista y anti-natura. La de la urbanización a ultranza, la del turismo masivo, la del comercio, la codicia y la soberbia.

Y volviendo a  los incendios consuetudinarios. Decíamos que debido a los permanentes incendios los cerros tutelares de la Villa que se enmarcan dentro del Santuario de Fauna y Flora de Iguaque, son un inmenso campo de vegetación invasora que tarda un tiempo en crecer de manera espontánea para ser quemada en el próximo evento. 

Entre tanto, de manera repetitiva y posterior a  los incendios, las administraciones se dedican a conseguir recursos para las famosas “reforestaciones”. Corpoboyacá, siempre atenta a repartir contratos predeterminados entre los beneficiados del grupo político a la que fue asignada, destina siempre un presupuesto para colaborar a “subsanar la pérdida de cobertura vegetal”. De dichas reforestaciones, en mi testimonio de treinta y cinco años, no conozco un solo árbol que haya sobrevivido más de tres meses. Centenas de miles de millones de pesos perdidos en una siembra mal hecha, mal mantenida, mal administrada, mal manejada; un enorme hueco negro donde la corrupción, la desidia, las trampas, la ineficiencia y todos los males de nuestra politiquería y burocracia se hacen presentes. 

El cuerpo de bomberos con sus luchas de poder interno, con sus inconsistencias técnicas, con la ausencia de presupuesto, con su improvisación, con sus personajes ambiguos enquistados, hace el deber que le corresponde, trabajando una vez al año en apagar las llamas. Con la mano mendicante todo el tiempo, sin equipos modernos, sin una buena capacitación, sin la renovación de un personal en edad de jubilación por uno joven y preparado, no se sabe como hacen el milagro de sobrevivir año a año.

De cuando en cuando aparecen entidades de la sociedad civil que motivadas por la tragedia se organizan y tratan de intervenir proponiendo proyectos o iniciativas de acciones concretas, siendo derrotadas en el camino de las soluciones por los obstáculos del clientelismo, la burocracia, la envidia, el resentimiento, los celos institucionales y todos los prejuicios de una sociedad chauvinista y de alguna manera xenófoba. De dos grandes intentos he sido testigo; las propuestas del Colegio Verde a principios de los noventas y el de la Fundación Ecohumana en los tres últimos años.
Esta Fundación presentó a la Administración Municipal y a la Gobernación de Boyacá un proyecto muy elaborado y concienzudo dirigido por la Universidad Nacional y apoyado por reconocidas Universidades Españolas. Fue socializado en escenarios y reuniones de alto nivel. Se gestionaron los recursos nacionales, internacionales e interinstitucionales para llevarlo a cabo. Cuando todo estaba listo, después de dos años de arduo trabajo por parte de la Fundación, el hecho de que la Universidad Nacional exigía el manejo de los recursos y no por parte de la Gobernación que se opuso a ello, hizo naufragar el nuevo intento.

Y así continuamos. En esta oportunidad se vuelve a repetir la historia. Hoy después de seis días (sep 2 de 2015) de combatir las llamas, de convocar, transportar, hospedar, alimentar y atender a más de seiscientas personas de todo Colombia, del Ejército, la Defensa Civil, la Cruz Roja, Bomberos de varias ciudades y Bomberos voluntarios de muchas partes, de voluntarios lugareños, campesinos y toda la parafernalia de una operación de esa naturaleza; de utilizar cinco helicópteros doce horas diarias con un costo de operación (según datos del Alcalde Camilo Igua) de once millones hora por aparato (sin tener en cuenta otros costos, como el salario del piloto, mantenimiento etc.), lo que sumaría quinientos cincuenta millones de pesos diarios en operaciones de solo los helicópteros, para un total de tres mil trescientos millones ($3.300.000.000), podemos estar hablando con los otros gastos de algo así como de cinco mil millones de pesos el costo del incendio de este año.

Son la una y treinta de la tarde del dos de septiembre y cuando me proponía a terminar esta crónica dando por cierto el parte “el control total” del incendio por parte del Alcalde, cuando fui interrumpido por las sirenas del cuerpo de bomberos. Al asomarme, una gran columna de humo ascendía amenazante en el sector del Gomar.
Me dirijo hacia el lugar para averiguar de cerca lo sucedido. Al llegar al sector del Gomar el panorama era desolador. Grandes llamaradas amenazan las casas construidas en el costado oriental del cerro, que a propósito, parecen construidas en zona de amortiguación. Subo y me detiene el espeso humo que no permite continuar. Bajo a un sitio más despejado y observo que desgraciadamente el incendio tiene nuevamente grandes proporciones. Llegan los bomberos, los carro-tanques, nuevamente se activa la operación. Lo bárbaro es que ya no hay helicópteros con bolsas para el agua. Se fueron hace unas pocas horas a sus bases lejanas. 

Un habitante del lugar, baja con los ojos rojos inyectados de sangre. Su casa está en riesgo, está rodeada de llamas, pero se tranquiliza puesto que en su patio se encuentran los bomberos. Como un parte casi milagroso se informó que ninguna casa fue afectada por las llamas gracias a la oportuna intervención de los Bomberos. Valga la pena comentarlo pero el heroísmo de estos hombres en su labor contra en fuego es inimaginable es impactante verlos frente a las imponentes llamaradas armados simplemente de una manguera. Parados como titanes frente a semejante amenaza, antes de retroceder avanzan retando el peligro de ser abrazados por el fuego. Para su eficiencia juega un papel importante los camiones cisterna que alimentan sus mangueras con agua y químicos retardantes, las comunicaciones, vitales para recibir instrucciones de quienes planifican el ataque, el apoyo en sus espaldas de brigadas prestas a socorrerlos, pero ante todo, el valor temerario y un corazón valiente dispuesto al sacrificio. 

Y ya que hablamos de héroes, no podemos dejar de comentar como tantas personas, en este caso más de seiscientas según el Alcalde Igua, dedicadas de lleno a conminar la emergencia. 

Cuando tenemos la oportunidad de visitar el centro de Operaciones Unificado, Ubicado en las instalaciones del Hipódromo de Villa de Leyva, el espectáculo parece un escenario de Guerra, camiones, carpas, vehículos especializados, helipuerto, en fin todo una operación que demuestra el interés y apoyo definitivo del Gobierno Central y la solidaridad nacional para con Villa de leyva. Organismos de socorro como la Defensa Civil, Parques Nacionales, la Cruz Roja, los cuerpos de Bomberos profesionales y los voluntarios, el Ejercito Nacional con sus cuarenta hombres del Batallón de Atención a Desastres; además esos héroes solitarios como los campesinos, los voluntarios anónimos, jóvenes, que madrugan con su machete en la mano dispuestos a todos los riesgos de un incendio en la montaña. Héroes anónimos que sin ningún reparo arriesgan su integridad y su vida por defender un metro de terreno al fuego devorador de las llamas.

Ahora me viene a la memoria la muerte en el combate con el fuego del voluntario de la Defensa Civil durante el histórico incendio sucedido en el cañón del antiguo camino a Tunja y los cerros circundantes, en el nacimiento de la quebrada San Francisco. En aquella ocasión el fuego lo acorraló a un precipicio en el farallón empujándolo a una caída vertical de más de cincuenta metros. Su cadáver fue rescatado con dificultad de las cenizas en el fondo de la cañada. Su muerte desgraciadamente paso de bajo perfil debido posiblemente al temor de las autoridades municipales el momento hacia la posibilidad del cobro de alguna indemnización por parte de sus familiares. Lastimosamente su memoria ha sido sepultada con el paso de los años y aparte de un tímido reconocimiento en el Consejo Municipal, nos hemos olvidado de semejante héroe que entregó su vida por salvarnos del fuego. La paradoja es que el personaje era de Sutamarchán, un vecino de Villa de Leyva. Los ciudadanos de Villa de Leyva tenemos una deuda pendiente con este anónimo héroe y su sacrificio. En esa oportunidad, de manera absurda el incendio duró cuarenta y cinco días. Las causas fueron atribuidas a un demente pirómano que se dedicó a reiniciar el fuego, escapando de las autoridades día a día. Como anécdota, el pirómano, se supo posteriormente, encontró la muerte de manera accidental cuando dormía debajo de una tracto-mula en Samacá.

Tampoco podemos olvidar todas aquellas personas que se encargan de la logística, que no falte nada, alimentos, bebidas, herramientas, combustible, etc. La mayoría de ellas fueron las funcionarias de la Alcaldía, quienes de manera generosa y desinteresada, día y noche estuvieron pendientes para que no les faltara nada a los que se encontraban en la operación.

Y en este punto es válido evaluar la categoría y las inmensas implicaciones del delito cometido por la o las personas que inician la conflagración. Cuantos recursos humanos, técnicos, económicos empleados; cuantas angustias, trabajos, riesgos, esfuerzos y dificultades; toda la biodiversidad perdida, los millones de seres vivos desalojados de su hábitat y los achicharrados por el fuego implacable. Y su resultante final, su efecto sobre el recurso hídrico, el líquido vital.

En el caso del agua los efectos de los incendios en Villa de Leyva son evidentes, cada vez que se prende la montaña hemos visto como va disminuyendo el caudal de las fuentes, de las quebradas, de los ríos. Poco a poco, de la exuberancia, de la abundancia y de la calidad de las  aguas, se ha decaído hasta llegar en la actualidad a presentarse épocas de racionamiento y ni pensar de lo que se aproxima. Y la ecuación, costos y beneficios. Aumento de las urbanizaciones rurales, promoción irresponsable de los cultivos de tomates transgénicos, aumento de la población flotante del turismo, aumento de la población urbana por la migración de mano de obra para las construcciones; mientras del otro lado, el agua disminuye día a día mientras la base natural de la producción de los recursos ambientales se degrada permanentemente, amenazando la sostenibilidad del territorio. Y para acabar de completar el panorama, la llegada de las actividades extractivistas mineras al territorio. Vemos con terror la llegada de grandes cementeras con la intención de hacer efectivos los títulos de explotación a cielo abierto de calizas en Gachantivá y la continuidad de la explotación de caolín formando grandes troneras y cráteres en la reserva ambiental de la provincia del Alto Ricaurte, donde se erigen los intocables últimos relictos de bosques de robles nativos. No podemos ni pensar que pasaría que si un incendio los amenazara.

En conclusión, el nuevo desastre ha dejado tras de sí, no solamente todo lo antes descrito, sino también indignación infinita contra las manos criminales que seguramente están detrás del funesto evento; desesperanza de ver nuevamente verdes cerros, calcinados, llenos de cenizas, oscuros y melancólicos; temor, no solamente de que vuelva a presentarse otra conflagración, sino por el futuro que nos espera al continuar la disminución del recurso hídrico. Vale la pena en este punto lamentar de manera especial la quema de un gran terreno en Chaina. Este proyecto de reforestación y trabajo con la comunidad  con el pago de servicios ambientales que se venía realizando hace unos buenos años y que se había convertido en muestra piloto a nivel nacional e internacional, se destruyó en gran parte acabando con una zona que se había recuperado de manera asombrosa y conseguido el renacer del agua para los acueductos de muchas veredas de Villa de Leyva, muchas de ellas en ese momento en emergencia porque además varias tuberías de conducción se quemaron en el incendio.

Bueno son la ocho de la noche del 3 de septiembre y parece que ya pasó pesadilla, los vientos amainados transportan en el ambiente restos microscópicos de cenizas, en el pueblo se comienzan a asomar algunos turistas que temerosos caminan mirando a los cerros. En el campo, todavía los abuelos con tinto en la mano observan las montañas buscando trazos de brazas rojizas. En los campamentos del comando central de operaciones, en círculos se comentan las experiencias vividas. Y en algún lugar, un ser inexplicablemente humano, atemorizado, huye de sus demonios interiores, tal vez sin comprender las terribles consecuencias de su malhadada existencia; mientras en alguna oficina del CTI y la Fiscalía  doce investigadores ordenados por el gobierno le tienden el cerco que conduzca a su captura. 

Ante todo lo anterior nos quedan las siguientes preguntas: ¿Por qué no se invierten recursos para PREVENIR estos eventos? ¿Dónde están las políticas públicas que se dediquen exclusivamente a este tema? ¿Cuál será la incidencia del inminente cambio climático en la amenaza de incendios en el territorio? ¿Porqué las organizaciones encargadas del manejo y atención a desastres no cuentan con los recursos suficientes para hacer Gestión del Riesgo de manera eficiente, científica y oportuna? ¿Cómo deben actuar los Municipios ante la amenaza? ¿Qué legislación nacional, departamental y municipal es necesaria para conducir al ciudadano a sus derechos y deberes en el manejo del riesgo? ¿Qué tipo de educación se debe dar para conseguir un ciudadano consciente y comprometido ante la amenaza del cambio climático, la conservación, defensa y protección de los recursos naturales? 

Y pasando a otro aspecto, otras preguntas: ¿Somos conscientes del gran impacto sobre los recursos hídricos de estos incendios recurrentes? ¿Cómo poder implementar acciones eficientes, contundentes y sostenibles para la recuperación de los estragos sobre la cobertura vegetal de las fuentes de agua y los ecosistemas primigenios producida por las llamas? ¿Cómo el Estado, la Academia, las instituciones involucradas y la sociedad civil pueden interactuar para afrontar la amenaza? ¿Cuáles deben ser los planes de CONTINGENCIA, PREVENCIÓN, EDUCACIÓN Y CAPACITACIÓN dirigidos exclusivamente a mitigar este flagelo? Y Una última, ¿Somos conscientes que la misma supervivencia de la VIDA (ASÍ EN MAYÚSCULAS) en su conjunto está amenazada en cada uno de estos incendios, QUE AÑO A AÑO SIN QUE HAGAMOS NADA AL RESPECTO, ESTA LANDRANDO NUESTRO TERRITORIO, condenándolo de paso a una DESERTIFICACIÓN INMINENTE E INEVITABLE?