EL LADO FEMENINO DE LO HUMANO
Por Sonia Patricia Castellanos Jiménez, Psicóloga, Universidad Nacional de Colombia
La mujer es representante, acción y verbo vivo de lo femino del universo; constituye uno de los lados de la balanza del equilibrio de sabidurías y fuerzas en que se sostiene la humanidad.
Y aunque que en siglos de historia de los pueblos ha soportado un peso cultural enorme, es consciente de que los nuevos tiempos demandan de su ser total para reestructurar la dirección y el desarrollo de la sociedad.
Vale la pena detenerse para comprender el poder enorme que encarna la mujer y las posibilidades que aporta en el devenir de la vida.
Ese tanto de ternura que suaviza el quehacer cotidiano, la paciencia interminable que sostiene al amor sobre cuerdas flojas, la conciencia de la entrega, la fuerza de la decisión, la mirada alternativa al mundo, entre lógica e intuitiva; el poder de la procreación en carne viva, la sabiduría del perdón, el silencio y la espera, al mismo tiempo que la contundencia de la palabra cargada de sentimiento y sentido de justicia... he allí a una mujer.
Y ¿qué decir de ese misterioso encanto, placer estético fundamental en el gozo de la vida? Es imposible no percibir la luz que emana de una niña juguetona, de la adolescente descubriendo la maravilla del amor, de la líder comunitaria procurando el bienestar de su gente, de la madre que lucha por el bienestar y desarrollo de sus hijos, de la esposa que fortalece su lealtad entre más pasan los años, de la abuela silenciosa que guarda en su historia la sabiduría del amor y del dolor. Y la belleza está presente en todas, desde lo físico hasta lo espiritual.
Sin embargo, la mujer ha de ser consciente y firme frente a ese lado sombrío que muchas veces le impide irradiar todo su brillo. Ha de reconocer sus flaquezas para que su verdadero poder ilumine el mundo.
La mujer debe ser líder con firmeza en el no al chisme que juzga y condena al prójimo, el no a la fragilidad que la victimiza, el no a la envidia del bienestar ajeno, el no a la vanidad turbia por la cual se comercia su alma y su cuerpo.
Ha de contrarrestar lo oscuro con el sí rotundo a la verdad, a la autoestima, a la solidaridad y cooperación comunitaria, al trabajo digno y altruista, a la alegría de cada día para todos los hijos de la vida.
Hombres y mujeres de Villa de Leyva: ¡Celebremos juntos la feminidad del universo! Pero también denunciemos y rechacemos hoy y ahora por todas las generaciones pasadas y venideras el atropello a la mujer.
Exijamos respeto, por nuestra libertad, por nuestra participación en el destino social y político, por nuestra sexualidad, y por todo aquello que compete a la dignidad de nuestra integridad humana.
Recordemos también, que todas las cualidades que la mujer encarna, son posibles en el hombre, porque a ambos nos posee la misma esencia divina, y nuestra misión como compañeros y complementos es descubrir la unidad que somos.
Así pues, reconozcamos y hagamos conciencia del valor femenino y de la mujer con un reencuentro mutuo entre familias, amigos, comunidad y naturaleza, homenajeando a las mujeres que hacen parte de nuestra vida.
Y aunque que en siglos de historia de los pueblos ha soportado un peso cultural enorme, es consciente de que los nuevos tiempos demandan de su ser total para reestructurar la dirección y el desarrollo de la sociedad.
Vale la pena detenerse para comprender el poder enorme que encarna la mujer y las posibilidades que aporta en el devenir de la vida.
Ese tanto de ternura que suaviza el quehacer cotidiano, la paciencia interminable que sostiene al amor sobre cuerdas flojas, la conciencia de la entrega, la fuerza de la decisión, la mirada alternativa al mundo, entre lógica e intuitiva; el poder de la procreación en carne viva, la sabiduría del perdón, el silencio y la espera, al mismo tiempo que la contundencia de la palabra cargada de sentimiento y sentido de justicia... he allí a una mujer.
Y ¿qué decir de ese misterioso encanto, placer estético fundamental en el gozo de la vida? Es imposible no percibir la luz que emana de una niña juguetona, de la adolescente descubriendo la maravilla del amor, de la líder comunitaria procurando el bienestar de su gente, de la madre que lucha por el bienestar y desarrollo de sus hijos, de la esposa que fortalece su lealtad entre más pasan los años, de la abuela silenciosa que guarda en su historia la sabiduría del amor y del dolor. Y la belleza está presente en todas, desde lo físico hasta lo espiritual.
Sin embargo, la mujer ha de ser consciente y firme frente a ese lado sombrío que muchas veces le impide irradiar todo su brillo. Ha de reconocer sus flaquezas para que su verdadero poder ilumine el mundo.
La mujer debe ser líder con firmeza en el no al chisme que juzga y condena al prójimo, el no a la fragilidad que la victimiza, el no a la envidia del bienestar ajeno, el no a la vanidad turbia por la cual se comercia su alma y su cuerpo.
Ha de contrarrestar lo oscuro con el sí rotundo a la verdad, a la autoestima, a la solidaridad y cooperación comunitaria, al trabajo digno y altruista, a la alegría de cada día para todos los hijos de la vida.
Hombres y mujeres de Villa de Leyva: ¡Celebremos juntos la feminidad del universo! Pero también denunciemos y rechacemos hoy y ahora por todas las generaciones pasadas y venideras el atropello a la mujer.
Exijamos respeto, por nuestra libertad, por nuestra participación en el destino social y político, por nuestra sexualidad, y por todo aquello que compete a la dignidad de nuestra integridad humana.
Recordemos también, que todas las cualidades que la mujer encarna, son posibles en el hombre, porque a ambos nos posee la misma esencia divina, y nuestra misión como compañeros y complementos es descubrir la unidad que somos.
Así pues, reconozcamos y hagamos conciencia del valor femenino y de la mujer con un reencuentro mutuo entre familias, amigos, comunidad y naturaleza, homenajeando a las mujeres que hacen parte de nuestra vida.
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