BIODIVERSIDAD Y DESARROLLO
Por: Guillermo Torres Mojica
Por gracia o por desgracia a Villa de Leyva le correspondió un destino turístico. Esta circunstancia así como le ha dado fama, desarrollo y prosperidad, también le ha traído varios males, uno de ellos la pérdida de gran parte de su biodiversidad original.
Hasta hace treinta años, todavía variadas especies vegetales y animales florecían y habitaban los alrededores de la Villa. En cuanto a fauna, se podían observar manadas de venados, micos nocturnos, conejos silvestres, zorros, serpientes, armadillos, ardillas y una variedad enorme de pájaros que alegraban las mañanas.
Los bosques de robles cubrían amplias superficies de su territorio, en sus montes se podían encontrar, encenillos, cucharos y variedad de especies nativas. Mariposas e insectos en una diversidad prodigiosa. En algunos ríos y quebradas habitaba el hoy extinguido pez Capitán, delicioso manjar que acompañaba la mesa de los villaleyvanos.
En cuanto a la variedad de productos alimenticios para la dieta humana, Villa de Leyva producía toda clase de granos, alverjas, garbanzos, lentejas, habas y por supuesto todos los cereales: maíz, trigo, avena y cebada. En la actualidad debido a la globalización se han perdido todas estas semillas y nunca más fueron sembradas por los campesinos por a su imposibilidad de competir con las importadas, subsidiadas por los respectivos gobiernos.
Con la ampliación de la frontera urbana, la urbanización rural de los terrenos productivos, la presión sobre sus ecosistemas estratégicos, la “culturización” de sus ancestros campesinos y el desarrollo de proyectos turísticos, esa diversidad cultural y biológica ha venido disminuyendo de manera exponencial a medida que aumenta la demanda.
En la actualidad pese a los esfuerzos de Parques Nacionales, el Instituto Alexander von Humbolt, las Administraciones Municipales y muchos ciudadanos interesados en el medio ambiente, ha sido imposible detener el impacto. Por lo que ha llevado a la necesidad de parte de la Administración actual de emitir un oportuno acuerdo específicamente para prohibir la práctica de deportes extremos en las cuencas hidrográficas del Municipio.
De la misma manera se deberían normatizar otras actividades masivas que atentan contra la biodiversidad en los desiertos y alrededores naturales, lo mismo que reglamentar las visitas masivas a determinados escenarios naturales. Porque si bien es cierto el impacto ambiental a sido grave y considerable, todavía tenemos oportunidad de emprender medidas para proteger, recuperar y promover la biodiversidad en el territorio.
Para que el turismo sea una gracia y no una desgracia para Villa de Leyva, educación ambiental, ordenamiento y reglamentación, son las herramientas fundamentales para conseguirlo.
Por: Guillermo Torres Mojica
Por gracia o por desgracia a Villa de Leyva le correspondió un destino turístico. Esta circunstancia así como le ha dado fama, desarrollo y prosperidad, también le ha traído varios males, uno de ellos la pérdida de gran parte de su biodiversidad original.
Hasta hace treinta años, todavía variadas especies vegetales y animales florecían y habitaban los alrededores de la Villa. En cuanto a fauna, se podían observar manadas de venados, micos nocturnos, conejos silvestres, zorros, serpientes, armadillos, ardillas y una variedad enorme de pájaros que alegraban las mañanas.
Los bosques de robles cubrían amplias superficies de su territorio, en sus montes se podían encontrar, encenillos, cucharos y variedad de especies nativas. Mariposas e insectos en una diversidad prodigiosa. En algunos ríos y quebradas habitaba el hoy extinguido pez Capitán, delicioso manjar que acompañaba la mesa de los villaleyvanos.
En cuanto a la variedad de productos alimenticios para la dieta humana, Villa de Leyva producía toda clase de granos, alverjas, garbanzos, lentejas, habas y por supuesto todos los cereales: maíz, trigo, avena y cebada. En la actualidad debido a la globalización se han perdido todas estas semillas y nunca más fueron sembradas por los campesinos por a su imposibilidad de competir con las importadas, subsidiadas por los respectivos gobiernos.
Con la ampliación de la frontera urbana, la urbanización rural de los terrenos productivos, la presión sobre sus ecosistemas estratégicos, la “culturización” de sus ancestros campesinos y el desarrollo de proyectos turísticos, esa diversidad cultural y biológica ha venido disminuyendo de manera exponencial a medida que aumenta la demanda.
En la actualidad pese a los esfuerzos de Parques Nacionales, el Instituto Alexander von Humbolt, las Administraciones Municipales y muchos ciudadanos interesados en el medio ambiente, ha sido imposible detener el impacto. Por lo que ha llevado a la necesidad de parte de la Administración actual de emitir un oportuno acuerdo específicamente para prohibir la práctica de deportes extremos en las cuencas hidrográficas del Municipio.
De la misma manera se deberían normatizar otras actividades masivas que atentan contra la biodiversidad en los desiertos y alrededores naturales, lo mismo que reglamentar las visitas masivas a determinados escenarios naturales. Porque si bien es cierto el impacto ambiental a sido grave y considerable, todavía tenemos oportunidad de emprender medidas para proteger, recuperar y promover la biodiversidad en el territorio.
Para que el turismo sea una gracia y no una desgracia para Villa de Leyva, educación ambiental, ordenamiento y reglamentación, son las herramientas fundamentales para conseguirlo.
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