HUELLA, EL PERIÓDICO DE VILLA DE LEYVA - MARZO 2018




“El silencio y la sonrisa son dos armas poderosas. La sonrisa puede resolver los problemas, el silencio los puede evitar.”
Anónimo

 

 
POR SU VOTO LOS CONOCERÉIS
Por Guillermo Torres Mojica
Asistimos a los comicios electorales más importantes de la historia reciente del país. Y como siempre en esa antesala se revuelven todos los sedimentos, ese lodo estancado que se ha vuelto la política colombiana. En nuestro departamento, que hace treinta años era la potencia moral de Colombia, por cuenta y gracia de la corrupción de algunos de nuestros políticos, nos hemos convertido en la potencia inmoral de este país que poco a poco ha ido cayendo en un pozo sin fondo. Mientras tanto las élites criollas manejando los medios de comunicación y al servicio de multinacionales de todo tipo, se debaten entre dirigirse por la senda de la paz o de la guerra. Y en el medio de todo este maremágnum, unas masas manipuladas y alienadas que sufriendo en carne propia todos los males de la guerra no distinguen un panorama claro en medio de la humareda de noticias falsas y la desinformación rampante.

Y entonces completamos nuestro escenario. Unas elecciones, con una cantidad de candidatos de todas las vertientes habidas y por haber. Unos provenientes y representantes claros de la corrupción, del clientelismo, de esa clase política siniestra que se convirtió en una poderosa maquinaria para apoderarse del presupuesto nacional y de todo el aparato burocrático. Maquinaria aceitada por todo tipo de maniobras sucias donde la ética, la transparencia y la decencia fueron sepultadas hace tiempo y donde campea la ley del más fuerte, del más sucio, del más descarado ladrón. Amantes de la guerra y el odio. Otros, provenientes de corrientes progresistas, que  opuestos a la desesperanza y la ruina, continúan convencidos que existe una esperanza, un futuro una posibilidad de lograr la paz, principio y fin de una era siniestra. Planteando además opciones viables para salir del lodazal histórico en que nos encontramos. Candidatos que en la densidad del panorama que nos rodea podrían cambiar el rumbo de los acontecimientos y conducirnos a una nueva era, a un nuevo país. Candidatos sin rabo de paja, nuevos, jóvenes y maduros, que haciendo caso omiso a la inercia social, plantean salidas a este laberinto de sangre y barbarie. Plantean nuevos y novedosos modelos sociales y económicos que nos conducirían a espacios de una democracia abierta moderna y funcional.
Una democracia donde las diferencias se diriman en el debate de las ideas, en la argumentación inteligente y ponderada, no en la supresión y aniquilación del adversario. Una democracia donde el inminente cambio que se requiere no sea inundándonos más en la sangre y la miseria, sino el producto de un debate nacional donde participemos todos los ciudadanos y que nos conduzca a ese gran pacto social hacia la convivencia ciudadana, base de cualquier proyecto colectivo.
Resumiendo. La encrucijada electoral nos conduce a decidir por dos caminos claramente definidos anteriormente. Dos caminos opuestos completamente. En estas primeras justas electorales, elegiremos nada menos y nada más que los representantes a uno de los tres poderes que sustentan el Estado de Derecho: el Legislativo. A los encargados de hacer el control político al Ejecutivo; a los que confeccionan y modulan las leyes, a los que tienen en sus manos la direccionalidad del presupuesto nacional. Vamos a elegir a quienes conformarán el Congreso de la República, el órgano más poderoso de la democracia; vamos a elegir, a los que van a decir sí o no a la agenda que proponga el Ejecutivo, es decir el próximo presidente de los colombianos.
Entonces, la gran responsabilidad histórica recae directamente en nosotros los ciudadanos, quienes solamente cada cuatro años tenemos la posibilidad de votar para la elección de unos pocos que van a tener en sus manos el destino de muchos, de todos nosotros. Así que nuestro deber es velar porque nuestro voto cumpla con los requisitos de la transparencia, la decencia y la limpieza de conciencia. Votemos en libertad, votemos no movidos por nuestros mezquinos intereses; no votemos por nada diferente al bienestar de las grandes mayorías, al de ese sufrido y degradado pueblo colombiano víctima inocente de todas miserias de la guerra, del despojo y de la corrupción rampante. Votemos con conciencia y responsabilidad histórica. Votemos por el bien, no por el mal de nuestra patria. Analicemos, investiguemos hojas de vida, antecedentes, raíces y convicciones de los candidatos, miremos sus lazos familiares y sus amigos cercanos. Sus propuestas y sus ideas para la solución de nuestros problemas comunes. Votemos por gente buena, inteligente, limpia y valiente. Bueno, no queda más que decir que… por su voto, los conoceréis.


CUANDO EL GOBERNANTE  ES EL CIUDADANO
Por Sonia Patricia Castellanos Jiménez, Psicóloga Universidad Nacional


Hay una palabra mágica que conocen muy bien los políticos pero no los ciudadanos. Esta palabra es EMPODERAMIENTO.  Empoderarse es asumir la capacidad para hacerse responsable de auto gestionar el propio destino.
Un ejemplo de empoderamiento en Villa de Leyva se dio cuando la ciudadanía logró entre 2011 y 2012 en Villa de Leyva detener la construcción de tanques de nafta en el Municipio.  Igualmente, el surgimiento del movimiento de Dignidades Campesinas a partir del paro agrario en Boyacá en 2013. En estos ejemplos, los ciudadanos por voluntad propia ejecutaron acciones, movilizaciones y se organizaron para incidir directamente en las decisiones políticas que afectaban su vida cotidiana.
Empoderarse implica analizar, pensar, observar, buscar soluciones, cambiar lo que funciona mal, optimizar lo que lo  funciona bien; implica hablar, dialogar, escuchar, comprender; implica compromiso, invertir tiempo, asumir decisiones; implica organización, trabajo en equipo, todo esto con el fin de llegar a resultados, a soluciones, conseguir las transformaciones necesarias para el bienestar y la equidad común.
El acto de votar en las elecciones es una oportunidad de empoderamiento sólo si el ciudadano se ha planteado los problemas y necesidades, ha pensado en las posibles soluciones y encuentra similitud de sus propias conclusiones con la visión o propuesta de algún representante o candidato.  En el caso de que no sea así, entonces el voto sería en blanco, es decir, que no encuentra dentro de las posibilidades ofrecidas una que sea afín a su propia búsqueda de soluciones.  En ese caso este ciudadano debería iniciar un nuevo movimiento político que proponga y enriquezca las opciones a elegir.
 El modo de votar tradicionalmente basado en el clientelismo y en la corrupción es inadmisible, y el votar por empatía o antipatía emocional o sin discernimiento, tonto e inmaduro.  Estamos en tiempos en los que no podemos seguir jugando con nuestro destino ni con el destino de las siguientes generaciones.  Elegir ahora implica un acto de empoderamiento, de verdadera inteligencia, de descartar a conciencia las políticas, políticos y líneas partidistas que están deteniendo, atrasando o atacando el derecho efectivo de todos a la paz, a la prosperidad, a la equidad y a un ambiente sano. 
Empoderarse para votar conscientemente requiere informarse, no venderse, requiere valentía de tomar una decisión propia no manipulada por quienes se creen más inteligentes que los demás. Implica la aceptación de la diversidad, respetar al oponente, ser coherente en pensamiento y acción y pensar al mismo tiempo en sí mismo y en la colectividad. Implica también descartar al corrupto, al manipulador, al mentiroso y al de doble moral.

Ciudadano: sea usted el gobernante, infórmese, use su discernimiento y vote con autonomía.


COLOMBIA POTENCIA AGRÍCOLA MUNDIAL
Por Marco Aurelio Zuluaga G.
La crisis mundial de alimentos crece año tras año, como consecuencia del cambio climático, las malas cosechas, la escasez de agua, el incremento de la población, los nuevos hábitos alimenticios y la destrucción de la economía familiar y campesina, entre otras causas. Esta escasez impulsa los precios al alza desde hace una década.
Organizaciones y líderes de todo el mundo buscan fórmulas y plantean soluciones para producir más alimentos. Los cálculos indican que para el año 2050 la oferta debe ser duplicada, lo que significa que el sector agroalimentario se puso de moda para quedarse. Naciones Unidas señaló como vía de solución ampliar la frontera agrícola, y reconoció en cinco países ese potencial, Colombia uno de ellos.
La cultura y la tradición de quince millones de colombianos que viven en el campo, su ubicación geográfica y la disponibilidad de tierras y de aguas frescas así lo confirman.
Recientemente, Naciones Unidas presentó el informe “Colombia Rural, razones para la esperanza”, en el que precisa lo rural como eje del desarrollo con equidad, con inclusión y en democracia. De otra parte, la misión para la trasformación del campo, o Misión Rural, conformada por trece expertos nacionales e internacionales, en su informe final define seis estrategias a seguir en los próximos quince años, con una inversión anual de trece billones de pesos, para transitar desde el campo hacia el buen vivir de toda la sociedad. El censo agropecuario, del que aún se están valorando sus resultados, es un privilegiado escenario para terminar de conocer el estado del arte en el sector.
De no creer. Al presentar los resultados del censo rural, el cual demoró cincuenta años, el Estado colombiano declaró: “falta todo por hacer”. La desigualdad y la miseria en el campo son tres veces mayor que en la ciudad. El crédito es escaso, costoso y solo llega al 10% de los productores y la maquinaria e infraestructura al 17%. La asistencia técnica cubre solo a una pequeña élite. La inversión pública va en declive. Los tratados de libre comercio han afectado principalmente a pequeños y medianos productores. En el Ministerio de Agricultura se nombra un ministro cada año; éste se ha manejado históricamente como un fortín político y clientelista.
No es la economía; es la política el escollo para fomentar la agricultura. Es imperativo que en esta campaña electoral los candidatos aborden este asunto con total honradez y transparencia. Colombia es un país inmensamente rico en tierras; puede pasar de siete millones de hectáreas dedicadas a la agricultura, a veintiocho, sin tumbar un solo árbol ni afectar los bosques naturales.
El sentido común dicta que se debe establecer una política de estado para los próximos quince años, que recoja las propuestas de Naciones Unidas y de la Misión Rural, y que, de los cincuenta billones que anualmente se rapa al presupuesto nacional en “mermelada”, trece se destinen a su ejecución.
Así, el sueño de ver a Colombia convertida en la potencia mundial agrícola que es, se hará realidad al paso de escasos tres lustros.


MARCELA MILLÁN: LÍDER DE ECO-VIDA
La sociedad en que vivimos está compuesta por las acciones de todos nosotros que en el día a día se van tejiendo de manera natural. Dentro de estas acciones hay algunas que contribuyen en menor o mayor grado en el colectivo. Una de estas acciones son las realizadas por personas que por lo general pasan desapercibidas. Es el caso de los llamados recicladores.
Esta actividad que a nuestros ojos es una de las más humildes, es en la mirada del medio ambiente una de las más importantes, porque se trata del manejo de los residuos que producimos constantemente. Estos residuos que debían ser separados en la fuente misma, o sea por nosotros, por lo general van revueltos. Y es ahí donde aparecen nuestros protagonistas. Gente maravillosa que con un sentido especial de consciencia se dedican a escarbar y seleccionar los residuos reciclables con el riesgo permanente de su salud y con ese riesgo latente de ser estigmatizados por una comunidad insensible que los clasifica en último lugar de su escala  social. Y lo cierto es que estas personas son fundamentales en la cadena  de recuperación, reutilización y reciclaje de materias primas no renovables, aquellas que cada día son más escazas y que finalmente se acabarán; y están cumpliendo un papel trascendental en la mitigación del calentamiento global causante del cambio climático, la gran amenaza de supervivencia para la raza humana. Ni más ni menos.

En ese contexto y aquí en nuestra Villa de Leyva encontramos a un pareja de esos maravillosos seres humanos que con su entusiasmo, amor y energía son un ejemplo de servicio social y emprendimiento económico para su superación personal y la de su familia.
Marcela Millán y Luis Fernando Peñuela se encontraron hace dos años en la Villa. Por su lado cada uno había encontrado en el reciclaje la manera de sustentar su existencia. Las circunstancias se alinearon y después de participar de todo el proceso local de formalización y organización de los recicladores llevada a cabo por la Administración Municipal, les surgió una idea. Conformar su propia empresa de reciclaje. Y fue así como de manera juiciosa se propusieron a cumplir con todos los requisitos legales y fundaron su empresa ECOVITAL. La empresa por el momento la conforman la pareja aunque a futuros esperan recibir otros aliados. Lo mostrable de ECOVITAL es la fuerza del emprendimiento; cómo con su conocimiento y entrega a su oficio esta empresa liderada por Marcela, no sólo contribuye en la importante labor del reciclaje, sino en la visión que esto representa. Ya han diseñado y fabricado carritos recolectores adaptados al difícil empedrado del pueblo. Su producto lo venden a otras empresas locales como Reciclavilla, que tiene contacto con los grandes compradores.
Marcela quien tiene grandes dotes de liderazgo, fue elegida como representante del sector ambiental en la Mesa Municipal Consultiva de Mujeres, también en esa misma instancia a nivel Departamental, además participa en el Consejo Político Municipal. Vemos así como a partir de sus dificultades y venciendo todos los obstáculos imaginables, cuando se tiene amor por la vida, confianza en sí mismo y fuerza emprendedora, todo es posible. Marcela Millán, una gran mujer para emular.
Para entrega de residuos reciclables y recuperables llame a
Marcela Millán 3203027294



EXITOSO FORO AMBIENTAL PARA CANDIDATOS
Organizado por el Colectivo Ambiental de Villa de Leyva y el Alto Ricaurte, el primero de marzo se llevó a cabo el Foro Ambiental para Candidatos al Congreso de la República. Acudieron a la cita Rodulfo Ballesteros aspirante a la Cámara por la UP, Germán Umaña aspirante al Senado por el Polo Democrático Alternativo, Gabriel Riaño aspirante a la Cámara por Boyacá, por el Polo; Jorge Enrique Lancheros aspirante al Senado por el Partido Verde, Cesar Giovanny Guanumen aspirante a la Cámara por la UP, Margarita Velásquez, por el Partido Liberal y Michel Rojas del Partido Conservador. El evento fue abierto por el biólogo y ambientalista Felipe Rubio del Colectivo de Villa de Leyva y el ambientalista Jairo Barbosa de Gachantivá.

Posteriormente se llevaron a cabo las preguntas preparadas por los organizadores las cuales apuntaban a conocer las ideas de los candidatos respecto a temas cruciales de medio ambiente en el territorio: minería, agua, biodiversidad, turismo, sostenibilidad, urbanización, manejo de residuos y patrimonio ambiental. Todos los candidatos mostraron buen conocimiento de los temas tratados e hicieron aportes muy importantes en su compromiso con la defensa y conservación del medio ambiente. El ambiente del debate fue muy mesurado y respetuoso, hubo muy buenos aportes de parte del público que pudo intervenir en todas las fases del foro cumpliendo plenamente con una amplia y democrática participación comunitaria. Finalmente los candidatos firmaron un documento de compromiso y cumplimiento con las comunidades locales  en caso que resultaren elegidos.



 




 


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