¿QUIEN FUE EL MAESTRO ACUÑA?
En Europa expuso en varios salones de artistas. Su primera gran obra fue “Nessus Seduciendo a Dejaniere”, la cual llamó mucho la atención y fue elogiada por Pablo Picasso. De esta crítica le nació la idea e fomentar un estilo autóctono y creó el “Bachueismo”; escuela que se basaba en la representación de imágenes de personajes mitológicos chibchas. Fue su más importante contribución al arte colombiano. Además introdujo la técnica puntillista en nuestro país.
Cultivó el costumbrismo, el expresionismo, el americanismo, la pintura histórica, el naturalismo y el cubismo. Entres sus pinturas más importantes están: “La Anunciación”, Virgen con rasgos campesinos; “Bachué, madre generatriz chibcha” (Bogotá, Museo Nacional); “Chiminigagua”, “Amor Campestre”, “Placita Colonial” y “Mascarada”, obras naturalistas. La obra denominada “El Bautizo de Aquiminzaque” obtuvo el primer premio en el VIII Salón de Artistas Colombianos; y varios dedicados a la bruja Zascandil, con quien lo asustaban cuando era niño.
Como escritor, se destacó con sus libros “Diccionario de Bogotanismos”, ”El Refranero Colombiano” y “El Arte de los Indios en Colombia”. También en el arte de la escultura tuvo sus inspiraciones: “Mi Compadre Juan Chanchón”, primer premio en el I Salón de Artistas Colombianos, “Monumento a San Isidro Labrador” en Sutatenza, descomunal maravilla en elogio de los campesinos labradores; “Bolívar” en Toca, varios monumentos y bustos de próceres y poetas como Santander, Nariño, Bolívar o la estatua yacente de Gonzalo Jiménez de Quesada en la Catedral Primadad e Santafé de Bogotá.
Y es que 87 años dan para mucho; además de pintor, escultor, muralista, restaurador y escritor, fue rector de los colegios de bellas artes de Bogotá y Bucaramanga, profesor de dibujo en el Colegio San Bartolomé y de la Universidad Nacional, agregado cultural de la Embajada de Colombia en México y miembro de la Academia Colombiana de Historia.
Además de todos sus viajes y exposiciones en Europa y América tiene la satisfacción de haber sido un “embajador” cultural de Colombia.
¿QUIEN ES EL MAESTRO PÉREZ VARGAS?
“Guardando las proporciones, Pérez Vargas es a Villa de Leyva lo que Canaletto fue a Venecia, ya tánto el uno como el otro amarraron su paleta y sus pinceles a las calles de sus respectivas villas, registrando la imagen más antigua, fiel y poética del color, la arquitectura y el alma de sus plazas y sus cielos.
Todos los curiosos que hemos tenido el gusto y el privilegio de ver a Pérez Vargas pintando en las calles de esta Villa, damos fe de haber visto por sobre su hombro una mano segura, conocedora de su oficio, que acepta el reto del paisaje de las nubes violeta y mezclando rojos con azules y verdes con naranjas, nos cuenta el tiempo que agobia las tejas, las piedras, y anota el sol que incendia las flores sobre las tapias. Ninguno como él pintando a Villa de Leyva y su paisaje.
Antonio Pérez Vargas, hombre de trato anecdótico y cordial, nació en Málaga, Santander; ingresó a la escuela de Bellas Artes en Bogotá bajo la tutela del maestro Efraín Martínez y se forjó como pintor aquí en la Villa donde goza de cariño y respeto, no sólo por su pintura, sino por haber sido pionero de muchas gestiones en favor de la historia, identidad y buen nombre de Villa de Leyva.”
León Bolaños
LA MAGIA DEL LUGAR DONDE HEMOS NACIDO
Por DORIS ANA RICO
Mi patrica chica para unos, mi terruño para otros, es algo que por estar tan intimamente ligado a la esencia del ser humano, merece una reflexión.
Los otros seres vivos, como por ejemplo, las plantas, tienen dificultad para desarrollarse y fructificar cuando se les traslada de su lugar de procedencia.
Los animalitos se debilitan, se entristecen y hasta enferman o perecen, si se les obliga a abandonar su hábitat, ellos reflejan de alguna forma su modo de sentir.
Los humanos, aún disponiendo de todas las posibilidades para “doblegar” la naturaleza y habituarnos a vivir en parajes distintos al lugar donde iniciamos la existencia, seguramente tampoco sentiremos allí, plena sensacion de pertenencia.
Algún día recobra suma importancia la percepcion sensorial de las imágenes que acompañaron el comienzo de nuestra historia, y viene una impaciente nostalgia que exige regresar al lugar de origen para confrontarnos con un registro vivo. Esa memoria que alberga la casa donde nacimos, el aroma del naranjero del vecino “gruñón”, el murmullo del río donde cazábamos ranas, el camino juguetón hacia la escuela de Doña Inés, el incomparable sabor de las golosinas de la abuela... En fin, cada uno lo suyo y hasta sentimos miedo de no encontrar algo como antes era y entonces, carecer de testimonios para comprobar ese recuerdo.
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