Infancia – Jóvenes - Educación

TIEMPO PARA LOS HIJOS

Por SONIA PATRICIA CASTELLANOS J.
Psicóloga

El tiempo es precioso y el tiempo invertido en nuestros hijos lo es mucho más. Uno de los males de los que adolece nuestra cultura en la actualidad es la falta de tiempo para dedicar atención a los niños. Y sumado esto a la excesiva concentración en los intereses y actividades de los adultos, se va dejando de lado una tarea fundamental que es involucrarnos en los juegos e intereses de los pequeños.
Y sucede que se tiende a subestimar el juego suponiendo que es una actividad superficial y vana, pero en realidad esta visión es desconocimiento de la principal fuente de aprendizaje y desarrollo de los procesos psicológicos infantiles.
En las edades más tiernas, por ejemplo, los niños disfrutan tirando, arrastrando o agrupando objetos; y en esta elemental actividad su cerebro está estructurando desde la coordinación visual y motora hasta procesos perceptivos y emotivos. Pero para los niños no es suficiente el juego en sí mismo. Como todo ser humano la cercanía de sus padres, el afecto, el “hacer juntos” tiene una importancia fundamental, pues el niño comienza a conocer el valor del compartir y de la comunicación y desarrollará en su juventud y adultez sentido social, de inclusión y atención sobre sus semejantes.
Jugar con nuestros hijos, atender sus propios intereses y compartir con ellos parte de sus actividades, es la primera vacuna que debe aplicarse en todas las edades para evitar el grave mal de la indiferencia intrafamiliar y social, del individualismo y egoísmo que subyace en los males sociales del mundo contemporáneo.

Algunas actividades que puede hacer con sus hijos o hijas:
- Cuénteles anécdotas de su vida y escuche las de ellos.
- Preferiblemente salgan a caminar, hacer deporte.
- Exploren y contemplen la naturaleza.
- Preparen alguna comida en familia.
- Construyan juntos con bloques de armar
- Dibujar juntos
- Bailar juntos
- Escuche y aprenda alguna de las canciones que a su hijo o hija le gusta.
- Mire un programa de televisión del gusto de su hijo y coméntelo con el.
- Naveguen juntos en Internet analizando lo que van viendo.
- Si usted le proporciona video juegos a sus niños juegue con ellos eventualmente.

CUENTOS PARA TENER EN CUENTA
Por: FAUSTO RENÁN MASTRODOMÉNICO C.

UN CLAVO EN LA PUERTA
Había una vez un joven que tenía un mal temperamento. Un día su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera su temperamento, él debería clavar uno en la parte de atrás de la puerta. El primer día el muchacho había puesto 37 clavos en la puerta. En las siguientes semanas, así como iba aprendiendo a controlar su ira el número de clavos fue disminuyendo gradualmente.
Él descubrió que era más fácil controlar su temperamento que poner aquellos clavos en la puerta. Finalmente llegó el día en que el joven no perdió su temperamento para nada. Le comentó a su padre sobre esto y él le sugirió que ahora fuera quitando un clavo por cada día en el que era capaz de controlarse.
Los días pasaron y el hijo finalmente fue capaz de decirle a su padre que había quitado todos los clavos. El padre tomó a su hijo de la mano y lo condujo a la puerta. Le dijo: “Lo has hecho bien, hijo, pero observa los huecos en la puerta. La puerta nunca volverá a ser la misma. Cuando dijiste cosas enojado, esas palabras le hicieron daño a la otra persona, palabras que dejaron una cicatriz como ésta. No importa cuantas veces digas “lo siento”, “discúlpeme”, “perdóneme”, la herida seguirá ahí, por eso debes volver a ganar con hechos su confianza y su aprecio .
Una herida verbal hace tanto daño como una física.

¿SER JOVEN HOY ES UN CRIMEN?
Por PATRICIA JARAMILLO


¿Por qué nuestros jóvenes están siendo amedrentados y perseguidos, no pudiendo estar éstos en espacios públicos, ni privados, agrupados, divirtiéndose, haciendo gala de su irrefrenable alegría, su alegre bullicio, y porque no, en ocasiones, su irreflexiva agresividad?
¿Se nos olvidó a nosotros los adultos, padres o no, de esta generación de jóvenes, que también lo fuimos? ¿Que nos divertimos, nos equivocamos y tuvimos que pelear mucho por nuestros derechos, derechos ganados con sangre, que hoy pretendemos arrebatar a nuestra juventud de manera arbitraria y abusiva. Algunos no estamos de acuerdo con lo que sucede pero nos callamos. ¿Por qué lo hacemos? Tenemos miedo... Miedo a la sanción social, de una sociedad recalcitrante, timorata y supersticiosa, caminamos hacia el oscurantismo como unos borregos, sin tener en cuenta que son nuestros hijos y su futuro el que está en juego.
No los dejamos crecer libres, alegres y divertidos con espacios lúdicos, donde sean protegidos y cuidados por nosotros los adultos, ciudadanos mayores y autoridades; no, por el contrario los dejamos solos y cuando nos acordamos de ellos es porque nos incomodan los perseguimos y criminalizamos.
¿Dónde se supone deben estar y haciendo qué? ¿Tenemos como sociedad algo interesante para ofrecerles a estos jóvenes que sea interesante para ellos y no lo que nosotros creemos que lo es?
En Bogotá ya circulan panfletos amenazando a los que algunos consideran indeseables, desadaptados, degenerados, escoria y otros epítetos; y sorprendentemente, nadie se sorprende y menos aún protestan, salvo unos pocos...
Yo les pregunto: ¿vamos a entregar nuestros jóvenes, nuestros hijos a un grupo de arbitrarios y fascistas? ¿O es por que consideramos que no son nuestros hijos sino los hijos de otros y que además se lo merecen que lo hacemos?
Que nuestra Villa detenga sus pasos de intolerancia hacia nuestros jóvenes y toda la comunidad los acoja con amor y respeto, poniendo los espacios públicos y privados a su disposición, creando espacios intelectuales, artísticos, lúdicos y deportivos para su uso y disfrute, donde florezcan y se proyecten al futuro, sembrándoles esperanzas en un ambiente protector y amoroso. Los invito pues, para que seamos un modelo a seguir en este país de la intolerancia.

La nota infantil
Unas niñas improvisan un balancín con una tabla sobre una cerca en un lote de Villa de Leyva.

LUDOTECA COMUNITARIA DE VILLA DE LEYVA
En la Casa de la Cultura junto al Instituto Humboldt, Colibrí busca fortalecer los vínculos de los niños y las niñas con sus padres, sus cuidadores y los jóvenes. Por eso está abierta a los públicos de todas las edades. Los jóvenes y adultos pueden asistir como usuarios directos y como acompañantes de sus hijos y sus estudiantes. La entrada es libre.
¡NIÑAS Y NIÑOS: A JUGAR EN LA LUDOTECA!

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